CAMPO MANIN Y LA LEYENDA DEL CAMPANARIO DE SAN PATERNIAN
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Una plaza que nos habla de un pasado remoto con una iglesia perdida y su campanario, pero también de un patriota veneciano: Manin, líder de una insurrección contra los gobernantes austriacos en 1848. Una plaza que ha vivido la historia entre el alto medievo y el siglo XIX.
Campo Manin, respira historia en cada una de sus piedras. Lo que hoy aparece como una plaza dinámica y luminosa fue, durante más de un milenio, el Campo di San Paternian, íntimamente ligado a una iglesia antiquísima del siglo IX, varias veces incendiada, reconstruida y finalmente demolida en 1871.


LA LEYENDA DEL CAMPANILE DE SAN PATERNIANO
Era el 10 de julio de 1651 cuando las aguas azules de Paro se tornaron escenario de hierro y fuego. Allí, dos armadas —la veneciana Mocenigo y la turca del temible Mustafà— se trenzaron en un combate que pareció suspendido fuera del tiempo. Los venecianos, menos numerosos pero inflamados por una fe antigua, resistieron oleada tras oleada hasta que, al fin, las enseñas de San Marcos dominaron el horizonte y la gloria viajó hacia la laguna.

La noticia llegó a Venecia como un trueno luminoso en plena sesión del Gran Consejo. Todos se pusieron en pie, las voces se mezclaron en vítores, y el dux Molin descendió con su séquito hacia la Basílica. Bajo sus bóvedas doradas, el Te Deum se elevó como un canto que abrazaba la ciudad entera.
Era, además, el día de San Paternian: ocasión propicia para enlazar la victoria con la devoción, y así el Colegio decretó que cada año una misa solemne recordaría aquella jornada. Desde entonces, el barrio despertaba ese día envuelto en fragancias de rosquillas y mazapanes, en repiques de campanas, en tapices colgados de las ventanas, como si la alegría quisiera hacerse visible en cada esquina.
La iglesia de San Paternian tenía un origen remotísimo: en el siglo VIII ya llegó a Venecia, trasladada desde la Marca de Ancona, la imagen pintada del obispo mártir San Paternian, y la poderosa familia Andrearda, acomodados mercaderes, levantó entonces en el campo una sencilla capilla de madera para custodiarla.
Con el tiempo el santuario ganó tal devoción que, en 959, el dux Pietro Candiano IV lo enriqueció con varias propiedades y se alzó una iglesia en piedra, en el lugar donde hoy está la «Cassa di Risparmio». A su lado surgió también el inconfundible campanile octogonal construido antes del año 1000 que se cree se usaba como torre defensiva y no solo como campanario. Es el único de de estas características construido en la ciudad y dicen que el más antiguo.
La leyenda narra que el campanario nació de la gratitud de ocho mercaderes venecianos: capturados por los sarracenos, consiguieron escapar tras una dura esclavitud, cuando fueron rescatados por una galera de la Serenissima y llevados de vuelta a casa. En agradecimiento a su protector, San Paternian, decidieron levantar una torre octogonal, otorgando a cada uno de sus lados el recuerdo de uno de ellos.
Durante muchos siglos, desde el campanario de San Paternian, todos los jueves, se tocaban las campanas y la campana mayor repicaba 8 veces en recuerdo de los 8 mercaderes.
LA ESTATUA DE MANIN
El monumento a Daniele Manin nació del deseo de Venecia de honrar a uno de sus hijos más valientes, la voz firme de la resistencia de 1848 frente a los austriacos.
Daniele Manin quiso tras el fin de la Serenissima Repubblica di Venezia que duró ¡11 siglos!, un renacimiento de una República independiente de Venecia y la proclama el 22 de marzo de 1848. La nueva "República de San Marcos" (así se llamó) duró poco, hasta el 24 de agosto de 1849.

Sorprende el feroz león, con las alas abiertas como un estallido de energía contenida, que vigila los escalones; y sobre él, la figura de Manin, erguida, ligeramente inclinada hacia adelante, con la mano derecha escondida en la ropa —un gesto de mando— y la izquierda estrechando el decreto con el que proclamó la resistencia “a cualquier precio”.

El conjunto tiene forma de pirámide, como si la ciudad quisiera elevar a Manin hacia el cielo de su propia historia. Allí, en Campo Manin, frente a la casa donde vivió, la estatua no sólo recuerda al hombre: también encarna su temple, su serenidad ante el peligro, su constancia moral. En ese bronce inmóvil late aún la voluntad de un pueblo entero.
LOS IMPRESORES MANUZIO
Cerca de la iglesia de San Paternian tenían sus talleres los famosos impresores Manuzio, al fondo de la plaza donde hoy está la Cassa di Risparmio. Del más conocido, Aldo, tomaron los nombres las maravillosas y raras ediciones de los clásicos, las ediciones Aldine los siglos XV y XVI.


Aldo vivió en este barrio. Falleció en 1515 y fue enterrado en la iglesia de San Paternian, donde, junto al féretro, según dicen «se colocaron mucho libros alrededor» como si fuesen fieles guardianes de su espíritu.

DOS PUENTES SOBRE EL RÍO Y UNAS VENTANAS VENTANAS MUY ESPECIALES
Uno de los lados de la plaza está cerrado por el Rio di San Luca atravesado por 2 puentes: el puente de San Paternian y el puente de la Cortesia bajo el cual había una posada llamada “della Cortesia” en el siglo XVIII.



El palacio que se alza detrás de la escultura guarda una de las ventanas góticas más hermosas de toda Venecia: una filigrana de piedra tan sutil que parece bordada en aire, como si el edificio llevara sobre el rostro un velo de encaje tallado por la luz.


LAS HUELLAS DE SIGLOS PASADOS EN LA ACTUALIDAD
A Finales del siglo XIX, el campo San Paternian fue ampliado para acoger el monumento a Daniele Manin, que dio nombre desde entonces al campo. En 1871 la iglesia y el campanario fueron completamente destruidos.
A mitad del siglo XX el palacio que cerraba la plaza se sustituyó por el palacio Nervi-Scattolin, que se consideró una aberración, pues no seguía el estilo de los edificios circundantes.

También se eliminó el pozo de la plaza, que se trasladó al jardín del cercano palacio Contarini del Bovolo, junto con otros restos de la destruida iglesia.

En la plaza, en una de las esquinas del monumento a Manin, sólo queda una placa, que señala donde estuvieron la imprenta de los Manuzio, la iglesia y el campanario.


También una inscripción colocada recientemente en Rio Terrà San Paternian (el río lateral que se enterró), en la pared lateral del edificio de la Cassa di Risparmio, conmemora a Aldo y a su familia e indica:
«ALDO PIO – PAOLO – ALDO Y MANUZIO
PRÍNCIPES DEL ARTE DE LA IMPRENTA
EN EL SIGLO XVI
CON LOS LIBROS CLÁSICOS
DESDE ESTE LUGAR DIFUNDIERON
UNA NUEVA LUZ DE SABIDURÍA CIVIL
LA CAJA DE AHORROS
MCMXXXVII»

A Manin lo recuerdan no solo con la imponente escultura, sino también con una placa que señala la casa donde vivió.

Hay un dicho veneciano que señala: "Quando el Leon alza la còa, tutte le bestie sbàssa la sòa" (Cuando el León levanta su cola, todas las bestias bajan la suya) y esta plaza con el León a los pies de Manin, nos recuerda todo el poder que un día tuvo Venecia.
PUNTO 78 DE LA CAPA "PASEO BARRIO SAN MARCOS"
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