El pomposo palacio que ahora asoma al Gran Canal, es del siglo XVIII, y se edificó sobre las ruinas del edificio gótico en el que nació Caterina Cornaro en 1454, la futura reina de Chipre.
En 1800, el palacio pasó a ser propiedad del Papa Pío VII, quien lo regaló a dos hermanos sacerdotes, Antonangelo y Marcantonio Cavanis, implicados en la labor educativa de las clases menos favorecidas.
Y en la actualidad desde 1995 pertenece a fundación PRADA, presidida por Miuccia Prada. Y sí, Miuccia Prada, es la famosa empresaria y diseñadora de moda italiana.
Desde mayo de 2011 acoge exposiciones de arte contemporáneo y otras actividades culturales, por lo que puede visitarse y admirar los frescos en el primer piso que representan algunos episodios de la vida de Caterina Cornaro. De hecho reabre el 22 de mayo con la exposición “Stop painting”.
CATERINA CORNARO
En 1468, Jacobo II de Chipre, también conocido como Jacobo el bastardo, se convirtió en rey de Chipre. Y eligió a Caterina Cornaro como su esposa y reina.
Caterina, por aquel entonces, tenía 14 años y se estaba educando en un convento. La elección del rey fue del agrado de la República de Venecia, ya que en lo sucesivo podía asegurar los derechos comerciales y otros privilegios de Venecia en Chipre. Se casaron por poderes en Venecia el 30 de julio de 1468 cuando tenía 14 años.
Finalmente zarpó a Chipre en noviembre de 1472 y se casó con Jacobo en persona en Famagusta. El rey Jacobo II murió en julio de 1473, pocos meses después de la boda debido a una enfermedad repentina y, de acuerdo con su voluntad, Caterina, que en ese momento estaba embarazada, actuó como regente.
Se convirtió en reina cuando su pequeño hijo Jacobo murió antes de su primer cumpleaños, probablemente por enfermedad, aunque se rumoreaba que había sido envenenado por Venecia o por los partidarios de Caterina.
Al final, el gobierno veneciano persuadió a Caterina para ceder sus derechos como gobernante de Chipre al dux de Venecia ya que no tenía herederos.
Cuando Caterina dejó Chipre, subió a caballo con una capa de seda negra, [...] Sus ojos, no cesaron de derramar lágrimas durante toda la procesión. Fue el fin de la reina de Chipre, que murió en este mismo palacio donde también había nacido.
PUNTO 9 DE LA CAPA "GRAN CANAL"
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